Ya pasó poco más de un año desde que el mundo comenzó a cambiar de forma radical lleno de miedo, incertidumbre y a un ritmo muy acelerado.
Toda empresa ha aprendido que de no ser la tecnología de comunicación global, la economía se hubiese frenado en su totalidad. Juntos hemos aprendido que podemos, y debemos, ser flexibles ante las circunstancias que la pandemia ha traido. Ejemplos de ello son el trabajo remoto, que muchos no estaban dispuestos a adoptar, y la transformación digital.
Es la migración a procesos digitales la que ha permitido, a través de una resilencia acelerada, que las empresas sobrevivientes hayan encontrado la forma de fortalecerse en áreas y disciplinas que parecían imposibles.
Si bien estamos aún en el proceso de transición entre la antigüa normalidad y la nueva, en espera de la vacunación mundial, es también cierto que mucho del comportamiento humano cambió y con ello el consumo de medios digitales, uso de tecnología y formas de trabajar. Pero las empresas no deben esperar a que todo ahora sea remoto, ni tampoco regresar a algo 100% presencial, dado que el encierro ha también contenido mucha de la necesidad social que no puede ser reemplazada por la ironía o experiencia de las redes sociales. Los esquemas mixtos entre trabajo remoto (home office) y la asistencia presencial, son sin duda una excelente alternativa que ayudará a las personas a ser más productos.
La autonomía, organización y disciplina que han aprendido las personas más productivas en esta pandemia debe documentarse y ser parte de la nueva era. Ahora más que nunca, una empresa que se empeña en ser tradicional, en algún punto cerrará. La misma selección natural vista a nivel digital y empresarial, la capacidad de adaptarse a un constante cambio acelerado sin duda dejará marcas evolutivas en el ADN de la empresas.
Ejemplo de ello y del poder de organización ha sido Wall Street con la pasada estrategia organizada por usuarios del internet para llevar a la alza las acciones de Game Stop, trás un sentimiento de venganza por abuso de los fondos de inversión y sus estrategias inmorales de venta corta (SHORT).
Cualquier tipo de negocio que no se adapte, se verá condenado a una extinción dejando el aprendizaje a nuevas empresas como lo dejo en su momento BlockBuster o Kodak.